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14 abr 2013


SOSIEGO TURÍSTICO EN EL PALMA











El Palmar de Ocoa ha sido más bien la apacible atmósfera de relajación y descanso que emana del singular ambiente marino, aderezado por imponentes montañas divisables en lontananza, risueños atardeceres y noches henchidas de "llanto de luna". Por Juan Lladó
Asido a un rincón de la provincia Azua, Palmar de Ocoa exuda un dulce embeleso que no tiene fácil explicación. No puede deberse a que una vez funcionó allí un ingenio de azúcar que producía mieles a raudales. Tampoco a los mansos afanes de la pesca que se practica en su bahía, ya que el fósforo de los peces puede provocar inquietudes. Para explicarlo, habría que apelar al verso alegórico de Neruda: "Me gustas cuando callas porque estas como ausente." Tal cita literaria podría ayudar a predecir mejor el futuro turístico de ese quimérico enclave.
Ciertamente, el lugar no es un acogedor anfitrión del mundanal ruido. De unos 5,000 habitantes, el aislado pueblo no tiene otro atractivo turístico que el de la majestuosa bahía, un inmenso brazo de mar inerte que califica como el segundo coto de pesca del país (después de la Bahía de Samaná). Pero la mansedumbre de su playa, la cual alterna entre arena gruesa y cascajo, no puede haber sido el cebo idílico de las docenas de casas de veraneo que han plantado en ella sus reales. Ha sido más bien la apacible atmósfera de relajación y descanso que emana del singular ambiente marino, aderezado como está por imponentes montañas divisables en lontananza, risueños atardeceres y noches henchidas de "llanto de luna".
De hecho, la tranquilidad figura como el segundo factor de atracción en la encuesta que mantiene el sitio web del pueblo. El más importante es "familia", mientras "amigos" figura en tercer lugar. Esto sugiere que la visitación turística actual es casi exclusivamente de nacionales, posiblemente vinculados a los propietarios de las segundas casas o a la sucursal del Club Náutico de Haina. Aunque ya existe un pequeño hotel de playa (Ibiza, 12 habitaciones) y algunas cabañas de alquiler, el turismo extranjero es prácticamente inexistente en el lugar. Y esto es así aun cuando las carreteras de acceso -ya sea la de Salinas o de Hatillo- están en muy buenas condiciones.
Colón fue el primer extranjero que requintó en la bahía para guarecerse de un mal tiempo. Pero el jefe indígena de esa parte del Cacicazgo de Maguana, el Cacique Cayocagua, no le dio una hospitalaria bienvenida y el Almirante hubo de marcharse raudo y prudente. Tiempo después de que el oidor español Alonso de Suazo fundara en Palmar un ingenio azucarero, la comarca era visitada de vez en cuando por bucaneros y filibusteros. Ese ingenio desapareció, pero la Familia Vicini desarrolló otro a finales del siglo XIX que también cerró en el 1920. En el último siglo los visitantes extranjeros han sido mayormente haitianos.
Hoy día otros extranjeros siguen brillando por su ausencia. Las noches estrelladas de esta comarca de pescadores y agricultores podrían invitar al descanso y el amor, pero ese canto de sirena ha sido escuchado solo por otros dominicanos. Es a ellos que apela "el murmullo del agua del mar cuando rompe con la quietud del ambiente", aun si ninguno ha construido una casa con mascarones de proa como la de Neruda en Isla Negra (Chile). En la playa, "el color de la arena, nublado de gris oscuro," contribuye a que la tristeza larga del ambiente sea más exótica. Pero sólo los nativos hacen caso. Los extranjeros hasta ahora han preferido la arena blanca, y tal vez por eso se mantienen distantes.
¿Podría Palmar prestarse para proyectos turísticos que atraigan extranjeros? Por supuesto. Ese inefable arrullo que infunde el sosiego es capaz de imantar a cualquier mortal. Pero no menos cierto es que ni todos los extranjeros ni todos los nacionales gustan de un sosiego permanente. De hecho los flujos turísticos se asocian con el mundanal ruido; prefieren la actividad a la inercia. La extrema tranquilidad apela a solo un segmento del mercado y este puede presumirse pequeño (alrededor de un 10%). Estaría compuesto por científicos, intelectuales, escritores y religiosos que son proclives a la reflexión y la vida contemplativa.
Pero estos serían pocos clientes para cualquier emprendimiento de turismo inmobiliario que ahí pretenda montarse. Los que podrían proveer una masa crítica para hacer al Palmar un exitoso polo turístico que apele al mercado de extranjeros serian aquellos que disfruten del mar -incluyendo la playa-- como ambiente primordial de sus vacaciones. Estos incluirían a pescadores y los que usan su asueto en el velerismo y el yatismo, especialmente si se desarrolla una marina en el arenal de El Salao. Parte de tal clientela tiende a asociar estas actividades con estadías prolongadas y con una vivienda en el lugar. Pero hay otra que acude solo por corto tiempo, incluyendo aquellos que visitan en sus propias embarcaciones.
Parecería que Neruda pudo haber pensado en el futuro turístico de Palmar cuando insertó, en su famoso poema, el elemento del sosiego abrazador: "Mariposa de sueño, te pareces a mi alma, y te pareces a la palabra melancolía." Si validamos la asociación, entonces habrá que concluir que el otro gran filón de negocios para Palmar sería el de los retirados. Entre ellos los habrá que incurran en las actividades del mar ya enunciadas, pero a muchos otros les atraerá la paz que irradia el ambiente. Para colmar los años dorados, nada mejor que el solaz que se aprecia después que se ha asentado la hojarasca de la vida.
El mercado está ahí, y sólo faltan los emprendimientos. La cercana Salinas pudiera estar viendo turismo extranjero cuando arranque el proyecto que se está gestando para Los Corbanitos. También en Palmar ha arrancado un proyecto vinícola que pretende atraer visitantes y residentes a las fauces de sus viñedos. Pero el desarrollo turístico de Palmar debe planificarse por completo. Así como está ahora, embalsamado con palizadas mostrencas que tapian las orillas playeras, su atractivo embeleso no logra despertar la musa lírica que se despertó en Neruda. Y los visitantes y lugareños solo se estremecen con los temblores de tierra.
Mientras se espera el despegue turístico, la contemplación de Palmar habrá que hacerla con el referente de Neruda cuando dijo: "Me gustas cuando callas porque estás como ausente./Distante y dolorosa como si hubieras muerto./Una palabra entonces, una sonrisa bastan./Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto." Sin duda, para acurrucar sus nostalgias, Neruda se hubiera retirado a gusto en Palmar de Ocoa, con o sin mascarones de proa.
El Palmar ha arrancado un proyecto vinícola que pretende atraer visitantes y residentes a las fauces de sus viñedos.

Cacao que produce Café

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